En tiempos que el clima en Nueva York no da tregua ahora los emigrantes tiene que someterse a complejos traslados.
«El centro de ayuda humanitaria del Hotel Watson hará la transición para servir a las familias que llegan con niños que buscan asilo», anunció la ciudad a principios de este mes . Más de 28.000 solicitantes de asilo se encuentran actualmente bajo el cuidado de la ciudad, y el alcalde Eric Adams dijo que Nueva York estaba al borde del colapso.
La decisión ha llevado a un enfrentamiento continuo, con hombres que se niegan a abordar los autobuses a un refugio alternativo y la policía exige que retiren las tiendas de campaña que habían instalado afuera.
“La gente aquí está frustrada y cansada”, dijo Wilson, quien al igual que otros habló a través de un traductor y le pidió que no revelara su apellido por razones de seguridad.
“La ciudad nos dice que nos están ayudando, pero eso no es cierto”,
dijo. “Entonces entendemos que todo es político porque no estamos recibiendo la ayuda que se supone que debemos recibir”.
Las protestas de los migrantes han vuelto a poner de relieve un problema que ha estado latente en la ciudad de Nueva York durante mucho tiempo. Una gran cantidad de inmigrantes ha llegado aquí en ese tiempo, algunos por su propia voluntad, mientras que otros han sido transportados en autobús por republicanos de estados fronterizos que quieren presionar a los demócratas para que actúen sobre la inmigración.
Más de 43.000 solicitantes de asilo han llegado a la ciudad desde la primavera pasada, según la oficina del alcalde, y el número crece cada semana.
Para acomodar a los hombres a quienes se les pidió que abandonaran el Hotel Watson, los funcionarios de Nueva York establecieron un centro de emergencia con 1,000 camas en la Terminal de Cruceros de Brooklyn que, según dicen, albergará de manera segura a quienes necesiten refugio. La ciudad dijo que la instalación también tendría servicios médicos y equipo de lavandería.
Pero los hombres del hotel Watson y los defensores de la inmigración que los apoyan han informado de malas condiciones que, según dicen, incluyen catres colocados uno al lado del otro y poca privacidad. Y dicen que la terminal está demasiado lejos del transporte público o de las limitadas opciones laborales que pueden darles un punto de apoyo en una de las ciudades más caras del mundo.
El lunes, decenas de hombres se arremolinaron frente al Hotel Watson, instando a los residentes a no abordar los autobuses con destino al refugio de la Terminal de Cruceros de Brooklyn u otros lugares. De vez en cuando cantaban, pero la mayoría se paraba alrededor de las mesas de comida y café que los voluntarios habían traído para apoyarlos. Alrededor de una decena de policías vigilaban el lugar.
Hubo cierta confusión con los migrantes que escucharon informes contradictorios sobre las condiciones en el refugio de Brooklyn o cuánto tiempo se les debería haber permitido permanecer en el Hotel Watson. Un manifestante gritó, incorrectamente, que los autobuses hacia el nuevo refugio estaban a cargo de las autoridades federales de inmigración.
Es extremadamente complicado el manejo de diferente tipo de emigrantes ya que la mayoría no habla inglés y muchos otros tienen problemas de salud y de comunicación
